<< Personals       photos:   1   2   3   4   5   6   7   8   9   10   11   12   13   14   15   16   17   18   19   20

                                 21  22   23  24   25  26   27   28   29   30   31   32  33   34   35  36   37   38   39  40

41  42  43 44  45  46  47  48  49  50

 

<< Previous | Next >>

 

Description: http://www.laprensaenlinea.com/incoming/20120906-lp_murillo-fade.jpg1.ece/BINARY/w460x307/LP_Murillo-fade.jpg

http://www.laprensaenlinea.com/noticias/noticias-historias/20120906-perfil-enrique-murillo-maestro-de-maestros1.ece

 

PERFIL: Enrique Murillo: ‘Maestro de maestros’

OLGA ROJAS  -  LA PRENSA

Publicado: 06 septiembre 2012 01:11 PM

La entrevista con el profesor universitario Enrique Murillo, transcurrió en la tranquilidad de su hogar en San Bernardino, al zumbido del vaivén de una mecedora de madera que pertenecía a su tía abuela paterna – quien murió recientemente – y ante la mirada de una porción de las más de 400 máscaras plasmadas en las paredes de su casa, que sirvieron de silentes testigos.

Confesó que su vicio es coleccionar máscaras hechas de los sitios que ha visitado, así como libros.

Nacido en Los Ángeles hace 47 años, Murillo se graduó de psicólogo en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), tiene una maestría en artes y cimientos educativos de la Universidad Estatal de California, Los Ángeles (Cal State L.A.) y un doctorado en filosofía de la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill.

Actualmente es profesor a tiempo completo en Cal State San Bernardino en el departamento de educación psicológica y consejería, y es el director ejecutivo de LEAD, Latino Education and Advocacy Days (Días de la abogacía por la educación latina).

Imposible dejar de sentirse como estudiante frente a la mirada verdusca de Murillo, quien constantemente preguntaba si sabía a lo que él estaba haciendo referencia.

Murillo tiene dos hijos: Maya Isabel, de 8 y, Diego Koyotzin, de 13 años, cuyo segundo nombre significa ‘coyote’ en un idioma indígena.

Afirmó estar muy involucrado con las culturas indígenas. De hecho, en el patio de su casa tiene un temascal, un pequeño cuarto hecho de barro donde se colocan piedras volcánicas, calentadas al rojo vivo, sobre las que se arroja agua o tés medicinales para generar vapor. Es un ritual indígena.

Su madre tiene raíces en el grupo Tahue. Ambos padres son de Culiacán, Sinaloa y viven en Los Ángeles. “En mi familia hay de todo, somos café con leche: unos más café, otros más leche”, dijo.

Desde 1992 Murillo lleva la cabellera larga, año cuando se conmemoró los 500 años del llamado ‘descubrimiento’ o ‘encuentro de dos culturas’.

“Cuando llegaron los ingleses y los españoles a América, lo primero que hicieron fue cortarle el pelo a los hombres, lo veo como una resistencia a la colonización”, dijo.

Además en la muñeca de su mano izquierda tiene un tatuaje, una especie de brazalete <FZ,1,0,27>de la tradición indígena Mixcoatl, que quiere decir ‘serpiente de nubes’ y que significa vía láctea. Este símbolo sugiere que el alma de la persona después de morir se va a la vía láctea.

La Prensa: ¿Cómo y cuándo decidió que quería ser educador?

Enrique Murillo: Tengo familiares que trabajan en la educación: tíos, primos, mi hermana también es maestra. Soy el más chico y tengo el ejemplo de mis familiares.

Cuando fui a UCLA empezamos un proyecto donde utilizamos los métodos de Paulo Freire. ¿Sabes quién es? (Educador y filósofo brasileño reconocido por su trabajo ‘Pedagogía de la Opresión’ considerado uno de los textos fundamentales del movimiento de la pedagogía crítica). Allí me gustó mucho la educación popular.

Fui un organizador comunitario, trabajé con los indigentes varios años enseñado a mujeres a leer y escribir. Muchas de esas mujeres eran dominadas por sus esposos o por otras circunstancias. Vi la fuerza de la educación. Es maravilloso ser testigo del proceso de enseñanza.

Trabajé dando clases de inglés como segundo idioma. Es allí donde hay necesidad. Me enfoqué en la educación, y en especial en los más vulnerables.

Luego decidí ir a Cal State L.A. a empezar mis credenciales de educación y empecé mi maestría en educación. Trabajé como maestro de tercer grado en Los Ángeles.

Después de estar varios años como maestro, decidí que quería ser maestro de maestros. Entonces tenía que agarrar un doctorado. Siendo estudiante de la maestría utilizaba corridos para enseñar, y por eso tenía muchas ofertas para el doctorado. Decidí ir a Carolina del Norte.

Yo veo la educación de dos formas: la opresora y la liberadora. No hay nada más que eso. La educación debe ser una práctica de libertad.

Detrás de eso hay varias cosas: de niño vi a mis padres luchar tanto. Mis dos tías abuelas paternas llegaron aquí en los años 40, después ellas emigraron a mi padre. Ellas me contaron cómo era vivir en Los Ángeles en ese entonces, obviamente había más discriminación que ahora.

Ellas empezaron un negocio de tortillas y chorizos para los trabajadores. Vivieron la época de ‘Zoot Suit Riots” ¿Recuerdas eso? (Una serie de disturbios que ocurrieron en Los Ángeles en 1943 entre marineros y soldados anglos y jóvenes latinos. Estas disputas dejaron un joven latino muerto y desató incidentes similares contra los latinos en otras ciudades de los Estados Unidos).

Mis tías vivieron en la época cuando había carteles en los restaurantes que decían: ‘No se permiten ni perros, ni mexicanos’. Ellas me concientizaron.

Mi papá era un trabajador que construía los metales de los edificios y hacía cosas de carpintería. Él estaba también muy involucrado en los sindicatos. Fui muy conciente de todas estas cosas desde niño.

Recuerdo varias veces a mi papá diciéndome: ‘Mira lo fuerte que trabajo, ponte las pilas, ponte a estudiar’. Y yo para evitar ese trabajo siempre estaba estudiando… era también una manera de escapar de los quehaceres de la casa.

LP: Una vez usted dijo que era parte de ese uno por ciento de México-americanos que tienen un doctorado ¿Qué cree que hicieron sus padres y usted mismo para lograrlo?

EM: No sé si hay una fórmula, pero yo pienso que los papás tienen que ver mucho en eso, ese amor incondicional.

También hay otras circunstancias, se abre una puerta que te lleva a otra puerta y tú vas y vas.

Trabajar como maestro es una manera de dar de regreso a la comunidad, en las escuelas primarias hay muy pocos maestros hombres, no tenemos ese modelo.

LP: ¿Cómo nació LEAD y cuál cree es el fruto más importante que ha tenido?

EM: LEAD empezó hace aproximadamente 13 años. Por supuesto, no se llamaba así. Hace 15 años había mucha discusión sobre la educación latina y poca investigación. Por eso empecé una publicación académica en esta materia, que creo fue la fundación de LEAD. Todo lo que hacemos debe ser guiado por la investigación.

Se creó una red de académicos que teníamos un pie en la academia y el otro en la comunidad, y decíamos que debíamos unificar el campo universitario con el barrio.

Muchos entendimos que no podíamos hablar de teoría o filosofía, si no las podíamos poner en práctica. Somos defensores de nuestra comunidad, por eso se creó esta red, que es como un paraguas con muchos proyectos donde utilizamos la tecnología moderna para diseminar la información, pero sin olvidarnos de tener un pie en la comunidad.

Decidimos hacer una conferencia sobre la crisis de la educación latina en Cal State San Bernardino, y nos dimos cuenta que hay mucha sed y hambre de saber cómo trabajar con los latinos.

El primer año empezamos con 70 socios y mucha gente nos decían: Están locos. Colocamos cámaras con Internet gratis, y se han estado uniendo más universidades, preparatorias y colegios universitarios que organizan sus propios festines alrededor de LEAD. Se han creado discusiones en muchas universidades de los Estados Unidos.

Este año hubo más de 1,300 instituciones conectadas por Internet en el país y otras 29 instituciones en Latinoamérica.

El fruto de LEAD es concientizar que hay una crisis, y que ya no hay que hablar más de problemas, sino de cómo solucionarlos. Nuestra propia comunidad tiene que resolver esa crisis.

LP: ¿Cuál es su visión de la educación latina en Estados Unidos ahora y en un futuro?

EM: Tiene que ser una visión colectiva, basada en un principio democrático, en una acción comunitaria y colectiva.

Yo creo que tenemos que democratizar nuestra sociedad, ese es uno de los resultados de la economía global. Hay menos democracia a nivel local.

Es difícil para mí colocar una sola visión, tiene que ser colectiva. La democracia se está como encogiendo en nuestra sociedad. Creo que mientras tengamos una democracia saludable todo lo demás cae en su lugar. Todos debemos participar en esa conversación, esa es la semilla.

LP: ¿Cuáles son sus planes en CSUSB?

EM: Ya soy profesor de tiempo completo. Yo quisiera amplificar LEAD, que sea más fuerte y que tenga más influencia en el Inland Empire. Tiene mucha influencia a nivel nacional. Veo en los próximos 10 años LEAD enfocándose más en el Inland, sin descuidar los proyectos nacionales.

LP: ¿Qué impacto considera que tendrá la Acción Diferida en la comunidad latina en términos de oportunidades educativas?

EM: En lo primero que pienso es en esos jóvenes que aunque no nacieron aquí, son ciento de veces más estadounidenses que muchos porque están haciendo las cosas correctamente. No se meten en problemas, no son criminales ilegales. Ninguna persona es ilegal.

Hay muchas circunstancias históricas de los latinos en los Estados Unidos. El Presidente Obama está dando un alivio, sabemos que no es el Dream Act.

Filosóficamente, en términos prácticos Estados Unidos debe invertir en pesos para después sacar dólares. Si invierte en estos jóvenes estudiantes, y esa es la otra cara de la educación, se desarrollará la economía.

Desafortunadamente, estamos en una época donde se hacen las cosas al revés, se hace pasar hambre a la educación.

La educación es para el beneficio de todos, es algo circular, particularmente con los latinos siendo la minoría mayoritaria del país. Los latinos tienen un porcentaje de mano de obra tan alto que son quienes van a estar sosteniendo el sistema de seguridad social en este país.

LP: ¿Por qué dice que la educación es un derecho y no un privilegio?

EM: Es obvio, el proceso de la educación es un derecho natural. Estando en el vientre, los padres son los primeros maestros de ese bebé.

Hay una diferencia entre educación y escuela. En la escuela se socializan los niños, pero la educación es un proceso cultural más amplio. Cuando se cruza ambos procesos no es un privilegio, es un derecho fundamental. En la escuela se integra lenguaje, cultura, familia, todos son recursos. El hecho que hablamos español no es un impedimento, al contrario, es otra herramienta que tenemos para realizar nuestros sueños, sin tener vergüenza de quiénes somos, ni de dónde son nuestros padres.

LP: ¿Cómo se construye un puente entre los padres que hablan español y los maestros que hablan inglés?

EM: Queremos tener más maestros que tengan enlaces orgánicos con nuestra comunidad. Ahora la mayoría de los maestros son mujeres anglosajonas, lo cual está bien, pero la cara de la fuerza educativa se tiene que diversificar.

Ese es el problema que tenemos en la escuela. Ellos desconocen a los niños y niñas de la comunidad donde sirven. Queremos maestros que conozcan sus comunidades.

Un maestro debe tener la humanidad y hacer el esfuerzo de recorrer medio camino para encontrarse con los padres, de otra manera, están educando fuera de contexto.

LP: ¿Cuan importante es educar a los maestros acerca de los estudiantes latinos?

EM: Cuando educamos a los que van a ser maestros no nos enfocamos en un solo grupo étnico, pero hay particularidades, hay cosas de nuestra cultura que deben saber. Otra vez, somos la minoría más grande en las escuelas públicas de este país y somos un grupo tan grande que no pueden ignorar.

Se tiene que tener un concepto de quienes somos. Ser latino o hispano no es singular, hay una diferencia entre un argentino de origen italiano y un indígena zapoteco de Oaxaca. Aunque estamos en el mismo grupo, se tienen que conocer esas diferencias.

Un maestro debe conocer los recursos que tiene disponible para utilizarlos en su aula. Tiene que dejar ir los estereotipos de nuestra comunidad. No todos hablamos español. Hay muchos que son una mezcla de muchos grupos y el maestro tiene que ir más profundo e investigar en nuestra comunidad.

LP: ¿Qué es ‘biletaracy’?

EM: Se trata de crear niños que sean no sólo bilingües, sino multiculturales y el siguiente paso es alfabetizarlos, que sepan no sólo hablar, sino leer y escribir en español.

Por ejemplo, yo era un niño bifurcado: En la casa de la puerta pa’ dentro estaba en México y de la puerta pa’ fuera en Estados Unidos. Pero el inglés es el dominante, tiene todo el prestigio y tiene que eliminarse eso, es un complejo de inferioridad. Los niños no quieren hablar español delante de otros niños. Ese niño es bicultural y puede vivir en esos dos sistemas culturales si trata de encontrar un punto medio.

Hay que comunicarse con sus padres y abuelos en español, es un idioma con historias y prestigio, la mayoría de la gente en este continente, un 70 por ciento, habla español. Leer y escribir en español es tan importante como en inglés. [Hay que] darle un valor al español como segundo idioma.

La mamá de mis hijos les habla sólo en español. Mis hijos son bilingües y biculturales. Obvio, no es perfecto, pero les estamos inculcando el valor de su lengua materna.

Tenemos el derecho a una educación más holística. No se tiene que sacrificar la cultura de tus padres, hay que acomodarla como una gran herramienta.

LP: Usted ha estado en la Capilla de Jesús Valverde, ¿cómo fue esa experiencia?

EM: Mis papás son de Culiacán y allá es una figura local. En los años 70 y 80 empezaron a utilizar a Valverde como patrón de los narcos. Pero su historia tiene más de cien años, fue como un Robin Hood que le robaba a los ricos para dárselo a los pobres.

LP: ¿Mejor profesor o cantante de corridos?

EM: No lo sé, tengo varios cantantes en mi familia… No sé cómo responder eso.

Me fascina mucho la vida de un cantante, porque estás allí con la gente, me gusta esa energía de la cual te nutres. Es el mismo caso de ser un profesor, estás allí con la gente nutriéndote.

Me hicieron un corrido y me sentí: ‘WOW’. Lo hizo Mario Valenzuela, quien hoy trabaja como maestro y fue alumno en Cal State San Bernardino.

Una vez una estudiante del grupo estudiantil Puente de RCC [Universidad Comunitaria de la Ciudad de Riverside] me preguntó: ¿Usted es Enrique Murillo, el del corrido? Me alegró que estén viendo algo positivo. Un educador normalmente no es famoso y no hacemos mucho dinero. No es un corrido sobre criminales… se lo voy a mandar a los Tigres del Norte.